Existen personas que, por diferentes circunstancias, sienten miedo de su propia existencia. Todos sentimos miedo alguna vez. Por lo que, el miedo a vivir, parece ser más frecuente de lo que parece e inhabilita a quien lo sufre, no dejándole disfrutar plenamente de su vida.
Renunciar a una etapa de la vida por temor a ser incapaz o por miedo al
fracaso, no nos permite continuar avanzando y nos obliga a sufrir y a
permanecer estancados. El miedo a vivir refleja el miedo a morir y sólo cuando nos entregamos a
la vida y a la muerte y nos rendimos sin resistirnos y sin condiciones,
podremos lograr realizarnos como personas, tener una vida plena y paz
interior.
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